

K.S. GIRTAB SAGA 12 FILOS
Primeros pasos
- <Roja, azul, púrpura, negra, blanca, verde, amarilla y gris, las espadas de colores, las armas supremas empuñadas por los máximos controladores de los elementos. Los dioses modernos>.
Aureo Riazor pensaba en las espadas supremas, las armas más poderosas que existÃan, forjadas en los albores de la humanidad, los instrumentos de guerra creados por los primeros hombres para quitarse el tiránico yugo de sus amos: los gigantes que gobernaban la tierra.
El gobernador del estado de los hielos conocÃa a todos los portadores, hombres con un poder de destrucción inimaginable, todos y cada uno de ellos, seres superiores.
ReÃa recordando la revolución de los FILOS, un puñado de chiquillos inquietos que en sus sueños de libertad habÃan despertado la ira de sus gobernantes, los pobres ilusos creÃan que habÃan ganado su guerra, pero en realidad habÃan activado la cuenta regresiva de la bomba que causarÃa su exterminio total.
Hasta su estado habÃan llegado las noticias de la caÃda de la Ciudadela, la capital más poderosa del paÃs, finalmente en Arcadia habÃan alcanzado la libertad. Libertad... palabra vana pensaba el gobernador de Riazor, palabra que alentaba el corazón y la esperanza de los hombres pero que en realidad no tenÃa un sustento corroborable de que realmente existÃa, como la palabra amor...
En cuatro mil años de existencia desde la extinción de los gigantes, los humanos no habÃan cambiado nada, seguÃan siendo ganado, bestias cuidadas por sus amos. En el pasado habÃan sido siervos de los gigantes, hoy lo eran de los que se autodenominaban dioses, los llamados FILOS Divinos.
Esos dioses modernos manejaban los hilos de los acontecimientos y manipulaban el destino de los hombres a su voluntad, algunas veces con mano de hierro, otras veces con misericordia, pero siempre viendo con desprecio y superioridad a los insectos que gobernaban.
Hoy los dioses habÃan sido sacudidos, pero más que amedrentarlos, los rebeldes los habÃan despertado de su letargo, ahora esos pobres infelices probarÃan en carne propia la furia de esos monstruos y servirán de ejemplo para los demás, los hombres volverán a ver cuál es su lugar en este mundo: servir al poderoso.
Aureo Riazor apoyaba las manos en una urna de cristal, lugar donde se encontraba guardada la legendaria "espada azul", Abigael, le gustaba guardarla por separado y no en su cuerpo, se veÃa hermosa e imponente en ese espacio iluminado, pero ahora la necesitarÃa, sabÃa que los rebeldes iban a tratar de conquistar el paÃs entero y también tenÃa la certeza que no lo lograrÃan, el fracaso era su única opción.
Sacó su espada suprema de la urna, al momento de tocarla sus manos se cubrieron de dos guantes blancos con sÃmbolos azules, con la desaparición de Kukulcán, de todos los FILOS Divinos él era el más poderoso, pensaba ver la revolución desde lejos y divertirse con lo que iba a suceder, si lo consideraba necesario intervendrÃa manejando los hilos del destino de acuerdo a sus intereses personales.
SerÃa interesante y digna de ver la guerra que se aproximaba, en el mejor de sus escenarios los rebeldes tenÃan como máximo un tres por ciento de probabilidades de éxito, sin embrago, con esa misma probabilidad los FILOS Divinos originales habÃan derrotado a los gigantes que gobernaban la tierra, nada estaba escrito, a menos que él interviniera...
Roja, azul, púrpura, negra, blanca, verde, amarilla y gris, era curioso como el destino acomodaba las piezas de la vida, "la espada roja" fue la primer arma suprema y a partir de ella se crearon las espadas de colores, las espadas sagradas, las espadas del alfabeto antiguo y las espadas oscuras, sin embargo, desde la creación de los FILOS, Antares fue degradada a espada sagrada, esa arma era el máximo ejemplo de que nada ni nadie estará en la cima por siempre...
También recordaba las armas supremas destruidas: las espadas rosa, naranja, café y magenta, instrumentos con un gran poder pero que vieron su fin gracias a la ambición de aquellos primeros hombres, una vez que derrotaron a sus amos, la guerra por el poder volvió a cimbrar el mundo.
Tres por ciento de posibilidades de ganar... esa era la probabilidad más optimista de los rebeldes, claro, tomando en cuenta que Minos y Aries combatan a su lado y por supuesto, la recién descubierta guerrera portadora de la "espada verde": Amaterasu, una chiquilla con grandes capacidades, la máxima controladora del viento, pero todavÃa muy lejos del poder de los demás FILOS Divinos.
Daba lo mismo lo que pasara con la revolución, de una u otra forma habÃa terminado el eterno gobierno alterno de las familias De Grieff y Yaotl a través del FILO Divino que históricamente siempre ha sido su gran rival: Kukulcán. Esta vez Aureo Riazor de manera unilateral decidirÃa quien serÃa el próximo Presidente del paÃs, un monigote que manejarÃa a su completo antojo.
El FILO Divino número doce observó por última vez su hermosa arma antes de guardarla en su cuerpo, tenÃa un muy leve destello azul, el color del cielo, del todo poderoso, mientras insertaba a Abigael en su espalda, pasaba revista mental de las demás armas supremas que todavÃa existÃan en la época moderna: roja, azul, púrpura, negra, blanca, verde, amarilla y gris...
Los miembros de la Armada Elemental miraban atónitos a quien se habÃa presentado finalmente como su lÃder, Rhiannon caminaba segura de su autoridad hacia ellos, Izanagui y Lúgh la veÃan molestos, Izanami y Tian asombradas, Nüwa con desprecio, Susanoo tenÃa la mente en blanco, Tsukuyomi, Dagda y Balar sonreÃan.
Rhiannon vestÃa como guerrera, falda larga con abertura lateral hasta encima de la rodilla, blusa ajustada, mayas y botas, todo de la tela especial de combate elaborada por Ganesh, también portaba los guantes blancos con sÃmbolos en azul que la distinguÃan como el FILO Divino número ocho, en el guante derecho se distinguÃa el sÃmbolo:
Y en el guante izquierdo se mostraba el sÃmbolo:
Se dirigió directamente al Regente del Distrito Comercial.
- Buenas tardes, Izanagui, finalmente he venido como te lo habÃa prometido, es tiempo de que la Armada Elemental pelee.
Izanagui se recuperó de la sorpresa inicial y saludó cortésmente a la llamada a ser su lÃder.
- Hola, Amaterasu, finalmente decidiste aparecerte... ¿ya saben tus compañeros de armas quien eres en realidad?
- Por supuesto que lo saben, de otra manera no estarÃa aquÃ.
Nüwa cortó inmediatamente la plática de sus lÃderes para reclamar a Rhiannon.
- ¿Con qué derecho vienes a exigir nuestra incorporación a tu lucha si nunca has estado con nosotros?
- Siempre he estado con ustedes, Nhay, somos compañeros y protectores de la principal escuela superior del Tercer Distrito, además, tengo una estrecha comunicación con Sigger y Ana.
Todos voltearon a ver a Izanagui, nadie sabÃa de sus pláticas con Amaterasu, el Regente del Distrito Comercial no le dio importancia al asunto.
- Asà es, pero no hablamos desde que estalló el conflicto.
- Aun asÃ. – Nüwa seguÃa a la defensiva, en su mirada se notaba que no soportaba a Rhiannon –. Tú nunca te has mostrado como lo que eres.
- ¿Y quién de ustedes lo ha hecho, Nhay? – preguntó Rhiannon mirando fijamente a su compañera –. Dime por favor, ¿quién sabe que tú te haces llamar Nüwa y cuál es tu poder? El de Tristán, el de Isolda o el de cualquier otro...
- Nadie lo sabe – respondió Nüwa retadoramente –, somos un grupo oculto...
- Ahà tienes tu respuesta, yo tampoco tenÃa por qué mostrarme.
- Pero ni siquiera lo hacÃas con nosotros, nunca has venido a nuestras reuniones...
- Todos ustedes sabÃan quién era yo, no venÃa a las reuniones porque no tenÃa caso, no habÃa nada relevante que tratar, los asuntos del distrito eran arreglados por Erikksson, Ragnar, Izanami y Athena, no era necesaria la presencia de la Armada Elemental. Pero ahora es distinto, estamos en guerra y vamos a pelear.
- Posiblemente tengamos que hacerlo, pero no por quien tú decidas, yo jamás pelearé a tu lado.
Finalmente Troy Hobbs reprendió a Nhay.
- ¿Qué sucede contigo, Nüwa? Hace un momento estabas a muerte defendiendo la decisión del lÃder provisional. ¿Y ahora que se presenta el definitivo te niegas a cooperar?
Nüwa enfrentó a Tsukuyomi.
- Tú menos que nadie tienes derecho a darme sermones, eres el primero en retar la autoridad de tus superiores si las órdenes no van de acuerdo a tus intereses, vamos a decir que estoy de acuerdo con tu polÃtica, me niego a participar.
- ¿Cuál es el problema aqu� – preguntó Rhiannon a Fausto Yaotl mientras acariciaba la cabeza del pitbull de Lúgh.
- Antes de que llegaras estábamos discutiendo la participación de la Armada en el conflicto – respondió el guerrero también conocido como Balar –. Lúgh, Izanagui, Izanami, Susanoo, Tian y Nüwa están a favor de entregar el gobierno de la Ciudadela a Aureo Riazor, los demás estamos con los rebeldes.
Amaterasu se acercó a Lúgh.
- ¿Es cierto eso, Edgar?
- Sà – respondió el lÃder provisional de la Armada Elemental –, creemos que es la mejor opción para salvaguardar la transición del poder y el bienestar de Arcadia.
- Escuchen bien esto – dijo Amaterasu señalando a todos los presentes –, Aureo Riazor jamás pondrá un pie en la Ciudadela, eso se los puedo jurar, ese tipo jamás gobernará algo más que su Estado.
- ¿Qué tienes contra él? – preguntó Lúgh.
- Ese tipo es peligroso, Edgar, tanto como su desquiciado hermano menor.
- Mi padre puede hacerse cargo entonces – sugirió Tristán Nisser, el guerrero también llamado Susanoo.
Sigger sonrió, ese era el momento que estaba esperando, su inclusión como un posible candidato a gobernar Arcadia, pero Rhiannon inmediatamente le borró la sonrisa.
- Eso no pasará nunca, no tiene el peso polÃtico ni el apoyo para hacerlo, aquà mismo está por debajo jerárquicamente de Lúgh y de mÃ.
La respuesta de Amaterasu enfureció a Izanami.
- ¿Estás diciendo que mi esposo está por debajo de ese inútil de Isaac Erikksson?
- Muy por debajo, Ana, Erikksson se ganó por méritos propios su puesto como gobernador interino, él peleó con nosotros mientras tu marido ocultaba nuestras conversaciones a los demás.
- ¿De qué hablaban? – preguntó Dagda.
- Eso ya no importa, Siege, voy a ser muy clara con todos aquÃ, la Ciudadela ha caÃdo, los habitantes de los pisos superiores ahora son criminales de guerra y como tales serán cazados, ya no existen las obligaciones de los grupos de guerreros que ellos formaron, yo pertenezco al grupo de los rebeldes y la polÃtica de nuestro lÃder, Escorpión, es el libre albedrÃo, por lo tanto, los miembros de la Armada Elemental pueden hacer lo que les venga en gana, quien desee unirse al movimiento de regeneración nacional es bienvenido, los demás pueden actuar como sus conciencias, principios, ambiciones, rencores o supuestos lÃderes se los indiquen.
Nüwa seguÃa increpando a Rhiannon.
- No tienes que decirlo para que asà lo hagamos.
Amaterasu no hizo caso del comentario de Nüwa, continuó con su advertencia.
- Sólo quiero que estén conscientes de tres cosas: uno, la Armada Elemental quedará expuesta, todos sabrán de ella y de sus integrantes; dos, aunque somos compañeros no me une a ninguno de ustedes vÃnculo alguno más que la simple empatÃa, si me toca combatirlos los mataré; y tres, cualquier acción que realicen contra los intereses del movimiento será considerado un acto contra el nuevo gobierno y serán castigados de acuerdo a la magnitud de su falta.
Isolda Nemhain que hasta ahora no habÃa hablado preguntó a Rhiannon.
- ¿Nos estás amenazando, Amaterasu?
- Si, Tian, será mejor que lo tomen como una amenaza – le respondió Rhiannon viendo a los ojos a todos los inconformes.
En ese momento Nüwa invocó a su gran ave, el Peng, la gigantesca bestia sólo esperaba la orden de su ama para atacar.
- No te temo, puedo enfrentarte cuando quieras.
Rhiannon señaló a su compañera.
- ¡No seas estúpida, Nhay! Bien sabes que no puedes cometer un acto de agresión en este lugar.
El enorme pájaro desapareció, una lágrima salÃa de los ojos de Nüwa.
- Lo sé, maldita, asà murió mi madre por protegerte...
- Sé que me culpas por lo de tu madre, pero eso es algo que ella decidió, no es que yo se lo pidiera, sé que le debo a tu madre mi vida, pero a ti no te debo nada, si quieres una pelea conmigo ven a verme a nuestra escuela en el Tercer Distrito, ahà establecimos nuestra base los rebeldes, entonces vas a ver lo insignificante que eres comparada conmigo.
Susanoo finalmente también entró en la discusión.
- Vaya, ustedes los FILOS Divinos sà que se creen la gran cosa, los habitantes de los pisos superiores se creen dioses, los demás también... ¿por qué tú no? ¿Verdad?
- No creo que seamos dioses, Tristán, pero sà los guerreros más poderosos que existen, ninguno de ustedes es capaz de derrotar a un FILO Divino en un combate uno contra uno, sinceramente espero que si dudan de mi palabra antes de enfrentarme prueben con OdÃn, Zeus o Budha, no quiero matar a ninguno de ustedes, pero si debo hacerlo, lo haré.
Finalmente Siege Hobbs terminó la discusión.
- Vámonos, Rhiannon, no tiene caso seguir discutiendo. – Después volteó a ver a Izanagui, Izanami, Susanoo, Nüwa y Tian –. Sólo recuerden, amigos, que el Cinturón está a favor del cambio propuesto por los rebeldes, si ustedes eligen un bando que vaya en contra de los tratados establecidos, serán destruidos.
Izanagui finalmente trató de calmar los ánimos.
- Cada quien hará lo que deba hacer o mejor dicho, lo que crea que es lo correcto, eso ya quedó establecido, ahora la cuestión es que estamos todos completos y Amaterasu está aquÃ. – Sigger Nisser señaló a la portadora de "la espada verde" –. ¿Liberarás nuestras espadas?
Rhiannon volteó a ver a Siege, Troy y Fausto, los tres le indicaron que lo hiciera.
- A eso vine, Sigger, a liberar las espadas de la Armada Elemental, las espadas Katana. ¿Están todos de acuerdo?
Por primera y seguramente única ocasión estuvieron todos de acuerdo, serÃan liberadas las espadas que los FILOS Divinos habÃan forjado para ese nuevo grupo y que nunca habÃan sido utilizadas porque el requisito para su entrega era que la Armada Elemental estuviera completa y su lÃder, Amaterasu, las liberara.
Todos entraron en una habitación oculta del edificio de gobierno del Distrito Comercial, era un cuarto vacÃo con un monolito en el centro, en éste se distinguÃa la figura de una espada, Amaterasu extrajo su arma suprema la cual surgió empezando por la punta de la hoja de su mano derecha, sus ojos se habÃan tornado verde brillante, sus pupilas desaparecieron y en su lugar se formó el sÃmbolo de su guante derecho y en su cuello apareció el tatuaje de su guante izquierdo, la espada emitÃa un leve tono verde. En ese momento Rhiannon inició el ritual.
- Soy el FILO Divino número ocho, portadora de la espada suprema Kusanagui-no-tsurugui, "la espada verde", mi nombre es Amaterasu, por el poder que me fue conferido, reclamo mi lugar como la lÃder de la Armada Elemental y libero las espadas Katana.
Acto seguido, Amaterasu colocó su espada divina en el monolito, los restantes nueve miembros de la armada elemental liberaron su energÃa y mencionaron las palabras finales. Inició Edgar De Grieff.
- Mi nombre es Lúgh, amo del Baphometh, acepto la espada y ofrezco mi lealtad a mi lÃder.
Siguió Siege Hobbs.
- Mi nombre es Dagda, controlador de la fusión del agua, acepto la espada y ofrezco mi lealtad a mi lÃder.
Tocó el turno de Tristán Nisser.
- Mi nombre es Susanoo, controlador de tres elementos, acepto la espada y ofrezco mi lealtad a mi lÃder.
Continuó, Troy Hobbs.
- Mi nombre es Tsukuyomi, señor de la noche y la oscuridad, acepto la espada y ofrezco mi lealtad a mi lÃder.
Nhay Feng tomó la palabra.
- Mi nombre es Nüwa, ama de las grandes aves, acepto la espada y ofrezco mi lealtad a mi lÃder.
Fausto Yaotl dio un paso al frente.
- Mi nombre es Balar, tengo los ojos que todo lo observan, acepto la espada y ofrezco mi lealtad a mi lÃder.
Sigger Nisser recitó sus palabras.
- Mi nombre es Izanagui, señor de los dragones orientales, acepto la espada y ofrezco mi lealtad a mi lÃder.
Ana Arianrod habló después de su esposo.
- Mi nombre es Izanami, soy quien controla a las bestias hÃbridas orientales, acepto la espada y ofrezco mi lealtad a mi lÃder.
Terminó el ritual Isolda Nemhain.
- Mi nombre es Tian, lÃder de las criaturas cardinales, acepto la espada y ofrezco mi lealtad a mi lÃder.
En ese momento surgió una urna de la tierra con nueve espadas curveadas, en la hoja de cada una de ellas estaba escrito el nombre de su dueño, cada guerrero tomó su espada y el ritual concluyó, los miembros de la Armada Elemental decidieron darse la mano y despedirse amigablemente, tenÃan todo el futuro por delante para enfrentarse si sus caminos y objetivos se cruzaban.
Amaterasu, Dagda, Tsukuyomi y Balar se retiraron, mientras lo hacÃan, los miembros restantes de la Armada Elemental decidÃan su próximo movimiento.
- ¿Qué opinas Edgar? – Sigger Nisser deseaba saber la opinión del miembro más poderoso de la Armada Elemental, hijo del actual Aries y de una Yaotl de la principal lÃnea guerrera de ese Clan.
- No lo sé, para serte sincero todavÃa no estoy convencido del todo con ninguna de las dos propuestas.
- ¿Entonces por qué me has estado apoyando?
- Creo que para ir en contra de Fausto, siempre hemos sido asÃ... ¿deseas que me retire para que puedan platicar cómodamente?
- No es necesario, confÃo en ti y en que harás lo correcto, creo que lo mejor es que nos reunamos con Aureo Riazor y planear conjuntamente nuestra estrategia, estás invitado a acompañarnos, si no te convence su plan sé que harás lo que más convenga a Arcadia.
- Te lo agradezco, amigo, te acompañaré a ver al Gobernador de Riazor, me interesa oÃr a todas las voces del conflicto.
- Aureo Riazor es un patriota que está interesado en el bienestar de Arcadia y de todo el paÃs, se negó a apoyar a los habitantes de los pisos superiores a sabiendas de lo que eso implicaba, no teme a las amenazas y es un buen gobernante, creo que es la mejor opción no sólo para Arcadia, sino para todo Boleria, es tiempo de que termine la era de Kukulcán.
Edgar de Grieff no contestó, sabÃa que el próximo gobernante serÃa un miembro de su familia paterna, en esos momentos su cabeza era una maraña de ideas y realmente no sabÃa que hacer, pensó en no sólo hablar con Aureo Riazor, lo harÃa con todos los involucrados en ese conflicto, hablarÃa con Escorpión, con su tÃo el Arcángel Miguel y con su padre: el guerrero de Aries.
Los rebeldes habÃan establecido su base de operaciones en la principal escuela superior del Tercer Distrito, tenÃan mucho por hacer pero aún no contaban un plan concreto, el golpe para su causa tras la pérdida de tantos compañeros en el asalto a la Ciudadela fue devastador.
Cross se encontraba en el pequeño hospital de la escuela, lo habÃan acondicionado con todos los elementos de última tecnologÃa y los mejores especialistas para tratar a sus compañeros, estaba sentado al lado de la cama donde descansaba el cuerpo en estado de coma de Caris, aunque no respondÃa ni se notaba ninguna mejora, el portador de Antares estaba agradecido de que seguÃa viva, no se habÃa separado ni un momento de su lado, estaba al pendiente de cualquier cambio en su condición.
Pensaba en ese funesto dÃa, Leviatán estaba muriendo y pedÃa su espada oscura Thyrfing, él la habÃa tomado y se disponÃa a matar al Gobernador de Arcadia cuando éste en un último esfuerzo le habló.
* * * * *
- Detente, Escorpión, no lo hagas si quieres salvar a tu amiga. – A Leviatán le era imposible mover su corazón, latÃa con tal fuerza que parecÃa que se le saldrÃa del pecho en cualquier momento.
- ¿De qué demonios estás hablando? – Cross temblaba a causa de la furia que sentÃa en ese momento.
- Ya te lo dije, ella lo dio todo por ti, mi gente me dejó atrás y aún sigo vivo, esa chica no merece morir.
La mirada de Escorpión pasó de la ira a la esperanza.
- ¿Qué quieres que haga?
- Acércame a la chica y entrégame a Thyrfing.
- ¡No! – dijo Athena poniéndose por delante de Michelle y el cuerpo caÃdo de Caris.
- Es su decisión – masculló Leviatán –. Yo ya estoy muriendo, no me queda tiempo, si no quieren salvar a su amiga tampoco es que me importe mucho...
Cross inmediatamente hizo a un lado a Athena y le quitó de los brazos a Michelle el cuerpo inerte de Caris, la Arcángel ni siquiera reclamó, sólo se quedó sentada de rodillas y con la mirada perdida, Escorpión colocó el cuerpo de Kharynna junto al de Leviatán y después se dispuso a entregarle la espada, Elektra lo detuvo poniéndole la mano en el pecho. Cross, tomó la extremidad de su compañera.
- Tranquila.
- No confÃo en él – le comentó Elektra señalando al moribundo Gobernador de Arcadia.
- Yo tampoco – le respondió Escorpión, en su voz habÃa angustia y esperanza –, pero Caris ya está prácticamente muerta, su corazón en cualquier momento dejará de latir, no tenemos nada que perder.
- ¿Y si nos está entrampando y escapa?
- Lo encontraré a donde vaya y lo mataré, pero ten por seguro que agotaré cualquier opción que signifique el poder salvar a Caris.
Athena finalmente aceptó, aunque no confiaba en Leviatán sabÃa que no habÃa otra opción de salvar a Caris. El moribundo Gobernador de Arcadia tomó su arma, encendió su energÃa y tocó a Caribdis en el pecho, después concentró su energÃa en la espada, nada sucedió.
- No es suficiente, ya no tengo fuerza ni energÃa, necesito sangre sana.
Cross sin pensarlo un momento ofreció su brazo derecho a Leviatán, Elektra nuevamente lo detuvo.
- Eso no, una cosa es que Leviatán escape y otra que te mate...
Escorpión tomó el brazo de Athena y lo apretó con fuerza desmedida, ésta lo soltó, las palabras de Cross no admitÃan réplica.
- Salvaré a Caris, no importa el precio a pagar, aunque sea mi vida por una pequeña esperanza, lo pagaré.
En ese momento Athena intentó tomar la espada Thyrfing por la hoja con su mano izquierda para dar su sangre por la salvación de Caris pero Escorpión se dio cuenta a tiempo y se lo impidió levantándola en el último instante y girando con ella, en ese momento Elektra gritó: "¡No!" , cuando el portador de Antares volteó ya era demasiado tarde, Michelle habÃa enterrado su cuerpo en la espada, tanto Cross como Elektra inmediatamente fueron por ella, el arma se habÃa encajado en su hombro derecho, lo único que la Arcángel mencionaba era un sentido "lo siento" .
- Niña estúpida – le espetó Leviatán.
Inmediatamente después el FILO Oscuro activó su energÃa al máximo, Cross y Elektra se fueron de espaldas por el poder que los golpeó, cuando se incorporaron vieron a Leviatán de pie y con el inerte cuerpo de Michelle en los brazos.
- Esta niña es una idiota, al igual que todos ustedes. – Arrojó el cuerpo de Pariel a Cross, observó cómo el FILO número siete mientras la cargaba le tomaba el pulso para corroborar que estaba viva, la preocupación por el bienestar de la Arcángel de ese chico era evidente, el portador de la "espada maldita" sintió asco de sà mismo y se despidió –. Si yo hubiera tenido tan sólo un amigo como ustedes, no habrÃa sido la clase de porquerÃa de ser humano que ahora soy, Caribdis no está muerta por ahora pero depende de ella su salvación, si quiere vivir lo logrará.
En ese momento el cuerpo del depuesto Gobernador de Arcadia explotó como un globo con agua, lo único que quedó de Leviatán fueron su espada oscura y su guante de poder, Cross cargaba con el cuerpo inconsciente de Michelle en sus brazos, estaba agotada por el sacrificio que habÃa hecho pero se recuperarÃa. Athena fue a ver a Caris, revisó sus signos vitales y comenzó a llorar.
- ¡Su corazón está latiendo normalmente!
* * * * *
Cross en el hospital no prestaba atención en lo que sucedÃa a su alrededor, sabÃa que Michelle y Elektra estaban devastadas por la muerte de los gemelos, pero ya nada se podÃa hacer por ellos, ahora toda su atención debÃa centrarse en Caris y su recuperación.
Mientras revisaba en el monitor el estado de Caris, como lo hacÃa cada diez minutos, pensaba en Christina y su horrible muerte a manos de su propio padre, de como él nuevamente le habÃa fallado, habÃa roto su promesa de encontrarla, la habÃa abandonado una y otra vez, eso propició que la portadora de Draconis se perdiera en la oscuridad y muriera de la peor forma posible.
No podÃa dejar de reprocharse el no haberla localizado a tiempo en el estado de Levit, él debió convertirse en un monstruo para encontrarla, pensaba que debió haber torturado y matado a quien fuera necesario para saber su paradero, asà la habrÃa salvado.
A su mente llegaban los sucesos en la batalla de la Ciudadela, los buenos habÃan caÃdo y los malos habÃan huido, sin duda una derrota total para su causa, se recriminó sus estúpidos valores al tiempo que juró no volverse a contener, no pensaba darles cuartel a sus enemigos, a ninguno le darÃa la oportunidad de rendirse para volver a pelear en otra ocasión, los exterminarÃa a todos.
También se reprochaba el no haber sido lo suficientemente fuerte para proteger a la hija de Argento Riazor, nadie lo sabÃa, pero su arma era tan poderosa como Draconis o Scylla, estaba viva y trataba de controlarlo a cambio de entregarle su poder, Escorpión habÃa ganado el duelo psÃquico por su mente y mantenÃa el control total del arma, pero el resultado de ese encuentro de voluntades habÃa sido que Antares se habÃa rehusado a mostrarle todos sus secretos, Cross los estaba extrayendo poco a poco, de esa manera tampoco tuvo el poder de salvar a Christina...
SeguÃa en sus pensamientos cuando escuchó un estruendo en el hospital, venÃa de los pisos inferiores, inmediatamente fue a ver que sucedÃa, bajó al primer nivel y vio un boquete en el muro, a unos metros ya afuera del hospital Connor caminaba arrastrando los pies, sólo vestÃa un pantalón del hospital, estaba enloquecido y parecÃa que querÃa atacar a Drake y Brach que trataban de calmarlo.
- ¡Que me dejen en paz les digo! Si se ponen en mi camino los mataré... ¡los mataré a todos!
Brach y Drake habÃan detenido a Connor con viento, lo tenÃan inutilizado y éste se revolvÃa furioso, Libra trataba de hacerlo entrar en razón.
- TranquilÃzate, Connor, estás todavÃa muy débil, tu salud aun peligra, cuando te recuperes podrás hacer lo que quieras, pero ahora no te voy a dejar ir.
En la mano derecha de Connor se empezó a formar su guante de poder, sus ojos cambiaron a color oro claro.
- Entonces los mataré a los dos...
- Si puedes hacerlo, hazlo, amigo – le respondió el guerrero del séptimo CÃrculo del Zodiaco –, ahora no eres más que un enfermo, estás a punto de desmayarte...
En un segundo Cross llegó hasta el lugar y les gritó a sus compañeros:
- ¡Déjenlo!
Brach y Drake cesaron en su ataque de viento, los ojos de Connor volvieron a su color café natural, cayó de rodillas pero se dispuso a levantarse y seguir su camino, Cross trató de auxiliarlo a incorporarse, Brahma violentamente rechazó su ayuda.
- ¿También piensas detenerme?
- No, amigo – le respondió Cross al tiempo que lo volvió a tomar del brazo para ayudarlo a incorporarse –, me imagino que ya sabes lo de Selene...
- Si – esta vez Connor dejó que Escorpión lo ayudara a levantarse, Libra tenÃa razón, estaba a punto de desplomarse –, voy a buscarla.
- Está bien, voy contigo.
- ¿Qué dices? – Connor jamás se esperó esa respuesta, no de Cross.
- Que voy contigo, lo único que sabemos es que Hades se la llevó, dejó una nota en el suelo diciendo que su venganza apenas iniciaba, dime amigo... ¿por dónde comenzamos la búsqueda?
A Connor le empezaron a fallar las piernas, se recargó en Drake que ya se habÃa acercado junto con Brach.
- No... sé... ahora apenas puedo caminar, generalmente nunca pedirÃa ayuda, pero es Selene, pensaba irme con Cas, él nunca me detendrÃa...
Una lágrima brotó de los ojos de Cross.
- Amigo, Cástor y Póllux murieron en el asalto a la Ciudadela.
Las piernas de Connor terminaron por fallarle, Drake lo sostuvo, el portador de Ammavaru entre sollozos se lamentaba.
- No, ellos no, los gemelos no... ¿Qué voy a hacer, Cross?
Antes de que Escorpión pudiera contestar, Geedy, que también se encontraba en el hospital se aproximó.
- No sé qué vayas a hacer, pero la famosa telaraña de información e investigación de Arlés es mÃa, yo la formé, además, Pariel y Ganesh han puesto todos sus recursos a mi disposición, te juro que Selene es nuestra principal prioridad, aún no existe persona a la que no pueda localizar, Hades es un FILO Oscuro, ten por seguro que lo encontraré, incluso Quantum y Ceo están al frente de la búsqueda, tú recupérate, si la encuentro antes, inmediatamente te avisaré, si todavÃa no la encuentro cuando te recuperes, tú estarás al frente de la búsqueda, pero sólo hasta que estés en condiciones de protegerla, en ese estado no puedes ayudarla.
Cross ayudó a Drake a sostener a Connor.
- Geedy tiene razón, amigo, yo haré lo que tú me digas, pero asà no puedes hacer nada por Selene, estoy seguro que pronto tendremos noticias de Hades, como ya lo dijo, su venganza apenas inicia y tú eres su principal objetivo.
- ¿Y si mata a Selene? – Connor temblaba sólo de pensar en el daño que Sigmund pudiera hacerle a su compañera.
- Ya lo hubiera hecho – le respondió Cross –, sus intenciones son otras.
Connor no dijo más y se dejó llevar por Gea de regreso al hospital acompañados de Geedy y Drake, Cross se quedó con Brach.
- ¿Cómo van las cosas, amigo? – preguntó el portador de Antares consciente de que se habÃa desconectado del movimiento.
- La verdad, mal – Libra hizo una mueca de preocupación –, aunque ganamos la batalla de la Ciudadela y controlamos Arcadia el ánimo está por los suelos, todos hemos perdido a personas a las que querÃamos en esta guerra, el único que ha seguido trabajando sin descanso es Fenrir.
- No me extraña... ¿qué tan mal están las cosas?
- Los miembros del CÃrculo estamos desganados y desunidos por la muerte de los gemelos y la traición de Capricornio, los ejércitos de los Jueces ya no existen, como bien sabes Rhiannon es un FILO Divino y se fue a ver a la llamada Armada Elemental para unirla al movimiento; Connor, Nergal, Seth y Horus están en terapia intensiva, Ragnar se fue sin avisar y su paradero es desconocido, Astrid es una sombra andante, nadie ha visto a Michelle, Elektra sigue encerrada y sin hablar con nadie, y tú..., no te has despegado de la habitación de Caris. Nadie hace caso de nadie, estamos jodidos. Te necesitamos, amigo.
En ese instante Cross entendió que no podÃa seguir asÃ, todo el dÃa al pendiente de Caris y lamentándose por la muerte de Christina, para bien o para mal él habÃa sido elegido el lÃder de la resistencia y el ejemplo empezaba por su persona, si estaba encerrado, triste y deprimido los demás no verÃan la razón de hacer algo diferente.
- Lo siento, amigo – Cross se sentÃa realmente avergonzado de haber dejado de lado el movimiento por cuestiones egoÃstas.
- Nadie puede culparte, tú eres quien más ha perdido...
- Todos hemos perdido, pero hay que levantarnos, ¿en dónde están los demás?
- Iban a tener una reunión en la sala de juntas en el edificio de gobierno de la escuela.
- En un rato te veo por allá.
- Bien. – Brachium sonrió, eso era lo que necesitaban, un lÃder fuerte, incluso él ahora se sentÃa con más ánimos, fue a la sala de juntas donde Fenrir debÃa estar reunido con los Jueces del Quinto Distrito y la Delegada Cáncer.
Cross llegó a la habitación de Caris, su estado no habÃa cambiado, se encontraba en un profundo sueño, se veÃa como siempre, hermosa, pero además se le veÃa tranquila y en paz, Escorpión acarició su rostro y la besó en los labios, le susurró al oÃdo.
- Espero que pronto te recuperes y regreses con nosotros, mi dulce niña tÃmida, los demás me necesitan pero seguiré al pendiente de ti. Te amo.
Fenrir platicaba con Cáncer, Thor, Isis, Amaterasu y Minos sobre los sucesos recientes, debÃan establecer inmediatamente una estrategia para la continuación del proyecto de liberación.
- Por fin hemos logrado establecer el control del edificio principal de la Ciudadela y la zona militar – recapitulaba Fenrir –, Isaac Erikksson gobierna desde los pisos inferiores, el ejército finalmente ha jurado lealtad al movimiento y se ha empezado el programa de reconstrucción del lugar con la ayuda del Quinto Distrito. Lisa Rhea ha sido nombrada responsable de ese distrito, el Consejo de Gobierno del Cinturón ha sido de gran ayuda, han ascendido a Jasput Abrahams como Supremo Comandante del ejército del estado.
- Entonces ahora tenemos que iniciar la cacerÃa de los FILOS Divinos – propuso Thor –, mientras estén libres todos peligramos.
- El principal problema es ubicarlos – señaló Fenrir –, sabemos que deben ser doce y que son los máximos controladores de su elemento, pero nadie tiene una idea siquiera de quienes son.
- Tenemos la suerte de contar con el apoyo de uno, el número ocho: Amaterasu. – Isis volteó a ver a Rhiannon –. Por lo que nos has dicho ustedes pueden sentir cuando el portador de una espada suprema está cerca, pero únicamente lo pueden identificar si libera su poder, tenemos la seguridad de que Zeus y Budha son FILOS Divinos, los máximos controladores de la electricidad y la tierra, seguramente OdÃn también lo es, Escorpión nos contó que congeló de un movimiento el fuego ácido del dragón oscuro.
Rhiannon asintió, Minos por su parte no dejaba de ver a la Delegada del Primer Distrito.
- Debemos ser cuidadosos con lo que se viene encima, los Patriarcas y sus protectores han huido a sus respectivas provincias, allá son más peligrosos todavÃa que en el edificio de la Ciudadela, debemos tomar estado por estado, aunque ganamos la confrontación por el control de Arcadia en realidad perdimos la batalla, sufrimos una baja excesiva de guerreros élite y ellos apenas perdieron a dos Atlantes de Poseidón y a Leviatán, no se puede repetir lo que pasó en la Ciudadela.
- Minos tiene razón – Fenrir todavÃa no digerÃa del todo las bajas sufridas en la batalla por el control de la Ciudadela, aunque no lo admitÃa abiertamente sabÃa que su impecable estrategia habÃa fallado –, nosotros perdimos a Hypnos, Thánatos, Neptuno, Ra, Sejmet, IamÃ, Aita, Hela, Mimir, Dagr, Bragi, Forseti, Alberich, a Eloise De Grieff, a Lilith que habÃa aceptado unirse a la causa y a los gemelos, diecisiete guerreros irremplazables.
- A eso súmale que Caribdis está en coma – comentó Amaterasu –, Brahma, Nergal Seth y Horus en terapia intensiva, Ragnar y Pariel desaparecidos, Athena y Freya no hablan con nadie y nuestro lÃder no se ha despegado del hospital.
- A ese punto querÃa llegar... – dijo Thor –. ¿Es conveniente que Escorpión siga siendo el lÃder del movimiento?
Todos se voltearon a ver, desde hace dÃas se hacÃan la misma pregunta, Amaterasu tomó la palabra.
- Desgraciadamente Thor tiene razón, lo principal es el movimiento, como su amiga apoyo a Escorpión, pero como la representante de la Armada Elemental sé que no es un buen lÃder, antepone sus problemas personales a los de la causa.
- ¿Cómo cuáles? – Se escuchó una voz, todos voltearon, era libra.
- Como que estuvo dispuesto a sacrificar el movimiento por una sola persona – le respondió Isis.
- Eso no es cierto – repuso el miembro del CÃrculo del Zodiaco –, simplemente se hizo a un lado.
- Por su culpa nos Ãbamos a matar entre nosotros... – Isis insistÃa en culpar a Cross de los lamentables hechos ocurridos en la Ciudadela.
- Ese siempre ha sido tu problema, Nefert – Brachium reprendÃa a su compañera –, culpas a los demás de tus fallos, el problema de lo que iba a suceder entre nosotros fue por culpa de nosotros y de nadie más, tú fuiste la primera en lanzar un golpe, deberÃas estar avergonzada de tu comportamiento.
- ¡Tú no eres nadie para decirme lo que tengo que hacer! – le gritó Isis a Libra.
- Está bien – dijo en un tono conciliador el protector del séptimo Circulo del Zodiaco tratando de calmar los ánimos –, vamos a decir que Escorpión ya no puede ser el lÃder, ahora dÃganme... ¿quién va a ocupar su lugar? Yo creo que el más apto de los presentes es Fenrir y ya demostró que no puede controlarnos... ¿alguien más?
- Puede ser Thor – propuso Isis.
- Yo me inclino más por Minos – comentó Cáncer –, todos lo respetamos y es el guerrero más fuerte, los integrantes del CÃrculo lo seguirán.
- ¿Y qué me dices de Aries? – preguntó Minos que tampoco deseaba ser el mandamás del movimiento, tenÃa otra misión oculta que interferirÃa con la revolución –. Él puede ser nuestro lÃder.
- El caso de mi primo es el mismo que el de Cross – respondió Cáncer –, además, ya tiene suficientes problemas con el CÃrculo y en el estado que gobierna tiene serios opositores, no podemos permitirnos perder Hamal, descártenlo.
- Brach también es un justo candidato – Minos insistÃa en buscar otros candidatos a dirigir el movimiento –, eres respetado en la Ciudadela, en el Quinto Distrito y en los distritos exteriores, todos sabemos que eres un lÃder natural.
- Una cosa es el respeto y otra el que me sigan – comentó Libra –, apenas hace un momento Brahma querÃa arrancarme la cabeza y no pude manejar la situación, Cross sÃ, yo no estoy diciendo que sea un buen lÃder, pero es al único que todos seguimos, si él hubiera estado presente en la discusión con Athena y Pariel y la situación hubiera sido con otro miembro de la resistencia, ésta no hubiera sucedido, Cross hubiera encontrado la manera de resolverlo y todos habrÃamos estado de acuerdo con él, no sé cómo lo hace pero nos convence a todos, que mejor muestra de su poder de convencimiento que la rendición del ejército de los pisos inferiores de la Ciudadela y el apoyo del Cinturón, todos aquà sabemos que la victoria del movimiento fue de Escorpión, los que cargamos con la derrota en la zona militar fuimos nosotros que no logramos ser capaces de proteger a nuestros compañeros. Por lo demás no se preocupen, para eso está Fenrir, los dos se complementan bien.
Arlés no pudo reprimir una mirada de furia hacia Libra, sin decirlo le estaba echando en cara el malogrado triunfo en la zona militar, el FILO número diez sabÃa que algunos de sus compañeros lo culpaban de la pérdida de más de la mitad de los guerreros élite en esa batalla, de él habÃa sido la estrategia para tomar la Ciudadela, sintió asco por todos ellos, era fácil lanzar culpas pero nadie tenÃa las entrañas de tomar decisiones difÃciles, prefirió no polemizar en el tema y canalizarse en los problemas actuales, no importaba quien tuviera el liderazgo del movimiento, él seguirÃa al frente y serÃa el verdadero dirigente tras las sombras, la única persona peligrosa en ese lugar era la Delegada Cáncer, sólo debÃa asegurarse que ella no fuera la elegida.
- Estoy de acuerdo con los demás, Brach, Cross no es ningún adicto al poder, puedo trabajar igual de bien con él aunque no sea el lÃder, alguien más deberá asumir el mando y su entrega al movimiento deberá ser total.
- ¿Y qué me dicen del Cinturón? – Libra insistÃa que Cross debÃa continuar al mando –. No creo que Siege Hobbs preste atención a alguien más con el interés, respeto y paciencia con la que escucha a Cross, en estas situaciones los detalles más pequeños pueden terminar en una ruptura que terminarÃa con un enfrentamiento con la parte media del edificio de la Ciudadela, ahora no podemos permitir que eso suceda.
- Vuelvo a lo mismo – rearguyó Arlés –, Cross no dejará de hablar con Siege Hobbs por el hecho de ya no ser el lÃder, puedo asegurarles que Escorpión hará su parte, alguien más deberá ser el lÃder, yo me decanto por Cáncer o por Minos.
Fenrir ya tenÃa bien establecida su estrategia, apoyarÃa a la Delegada del Primer Distrito y sin que los demás se dieran cuenta los presionarÃa para desestimarla como su dirigente.
- Creo que su punto quedó bien establecido – comentó Isis pensando en Escorpión y su inminente destitución –, pero... ¿está bien que nosotros decidamos lo que vamos a hacer sin la presencia de nuestro lÃder?
- No Isis, eso no está bien. – Escorpión estaba entrando en la sala de reuniones –.
Lamento todas las fallas que he tenido y agradezco su paciencia y confianza, ustedes son los principales representantes de todos los guerreros que conforman la resistencia, si consideran que no puedo seguir siendo el lÃder no hay problema, ayudaré igual desde donde consideren que puedo ser de más utilidad, la causa es lo primero.
- ¿Alguna recomendación para sustituirte? – preguntó Cáncer.
- Brach – respondió Cross de inmediato sin pensarlo ni un segundo.
Arlés sonrió, sabÃa que Cross nunca elegirÃa a la Delegada del Primer Distrito como la dirigente del movimiento, aunque era muy inteligente ya habÃa demostrado que en los momentos difÃciles también era visceral.
- OlvÃdalo, amigo – Libra se auto descartó de inmediato –, yo te sigo a ti, si tú no eres el lÃder me da lo mismo quien sea, personalmente prefiero a mi hermano...
- Thor no conoce lo suficiente a todos los rebeldes para dirigirlos, creo que Cáncer o Minos tienen más peso en este momento – Cross observaba a los dos guerreros, la edad también jugaba a su favor, el lÃder debÃa ser alguien experimentado a quien todos respetaran, Thor asà lo entendió y no puso objeciones –, me decanto a favor de Minos, Cáncer debe cuidar de sus hermanos del CÃrculo.
- Escorpión tiene razón – comentó Cáncer –, apoyo a Minos.
- Yo también. – dijo Thor de inmediato, el Juez del territorio Norte del Quinto Distrito siempre habÃa respetado a su homólogo del Sur.
- Que sea Minos entonces... – terció Amaterasu.
- Eso es todo – concluyó Fenrir –, antes de hablar con los demás para informales que ahora Minos es nuestro lÃder, debemos planear la caÃda de los Patriarcas, es importantÃsimo saber quiénes son los llamados FILOS Divinos…
- Tenemos la identidad de por lo menos la mitad – dijo Cross.
- ¿Cuál mitad? – preguntó Isis –. Solo sabemos que los Patriarcas de las familias Brunn, Riazor y Shmuel son FILOS Divinos…
- Es por demás lógico que los Patriarcas de las familias Hobbs, Yaotl y De Grieff también son FILOS Divinos – concluyó Cross.
- Thore, Miguel y Aries – dijo Thor, estaba de acuerdo con Escorpión.
- No podemos dar eso por sentado, Cross – dijo Rhiannon –. Yo soy la representante de los Hobbs, no necesariamente Aries y Miguel son los FILOS Divinos representantes de los De Grieff y los Yaotl.
- ¿Qué opinas Cáncer? – preguntó Cross a la Delegada del Primer Distrito.
- No lo sé – mintió la portadora de la espada oscura Ananké –, hay secretos familiares que jamás se cuentan, pero lo platicaré con Aries.
- Hazlo, si no es él, estoy seguro que Elan sabrá quién es el FILO Divino de su familia… ¿de acuerdo?
- De acuerdo, Cross – respondió Cáncer, la Delegada pensaba platicar con su primo sobre la conveniencia de dar a conocer su verdadera identidad.
- Dejando eso de lado hay que concentrarnos en los tres que nos gobernaban desde los pisos superiores del edificio de la Ciudadela. – Cross la dio una palmada en la espalda a Fenrir –. ¿Qué nos tienes Arlés?
Después de la reunión cada quien se fue a hacer lo que se habÃa estipulado, lo primero que convinieron hacer fue reunir a todos los lÃderes rebeldes para contarles el plan de caza de los FILOS Divinos, empezarÃan con Argento Riazor.
Cáncer se encargarÃa de hablar con los integrantes del CÃrculo del Zodiaco, Thor lo harÃa con la gente del Cinturón, a Isis le tocó reunir a los integrantes sobrevivientes del Quinto Distrito y finalmente Minos hablarÃa con Sedna y Eunice de su inclusión al grupo de los rebeldes, necesitaban ayuda y ambas eran poderosas.
Arlés quedó a cargo de reunir a los guerreros del exterior, iba acompañado de Yago y Arne, ya habÃa hablado con Drake para que le ayudara a reunirlos, le habÃa dejado a Cross el trabajo de llevar a Elektra, esperaba que a él si lo escuchara, mientras se dirigÃa a buscar a Geedy se encontró con Freya en el camino, le informó de la reunión.
- Astrid, nos vemos mañana en el salón de reuniones del edificio de gobierno de la escuela, ¿está bien?
Freya no contestó, se le veÃa mal, estaba demacrada y con la mirada perdida, ya le habÃan informado a Fenrir que sólo se la pasaba deambulando por la escuela sin hacer nada más, Arlés nuevamente le insistió
- Astrid, por favor contéstame, debemos actuar ya y te necesitamos, si vas a estar asà será mejor que te vayas a una de las casas de tu familia y regreses cuando estés lista, aquà no nos sirves.
Brach que en ese momento estaba pasando con Geedy y Gea escuchó la advertencia de Fenrir y se molestó.
- Déjala en paz, Arlés, perdió a sus padres y a Cástor, lo que menos necesita es que la presionen de esa manera.
- Quisiera pero no puedo, Brach, no tenemos la gente suficiente para pelear, ella es de los pocos que están en plena condición fÃsica, la necesitamos, y la necesitamos ahora.
- Ya nos las arreglaremos... ¿qué demonios pasa contigo? ¿Es que acaso no tienes corazón? Vio morir a sus dos padres en un dÃa, se iba a casar con Cástor y observó cómo lo asesinaban, ¿me vas a decir que eso no interesa?
Finalmente Fenrir explotó, el reclamo de Brach fue más de lo que podÃa soportar.
- ¿Que no me interesa dices? ¿Que no me interesa? ¡Cástor y Póllux eran mis hermanos! ¡Mis hermanos maldita sea! Con ellos me unÃa un lazo más intenso que la sangre misma, algo que jamás nadie de ustedes va a comprender. ¡Me cortarÃa los brazos y me sacarÃa los ojos a cambio de una esperanza de que estuvieran vivos! ¡No tienes ni puto derecho de juzgarme si no me conoces!
Fenrir estaba descontrolado, sus ojos ya se habÃan tornado azul claro y el frÃo que estaba haciendo en el lugar era insoportable, Freya se tomó los brazos y cayó de rodillas sin decir nada, los demás estaban igual, congelándose, Gea cubrió el cuerpo de Geedy de roca protegiéndolo del frÃo, Brachium no sabÃa que contestar a Fenrir, pero sabÃa lo que iba a pasar y era peligroso, él mismo habÃa sentido ese estado de desbordamiento de emociones y sólo habÃa un final posible: una explosión de poder que matarÃa a todos.
- TranquilÃzate por favor, Fenrir, puedes lastimarnos a todos, no quiero hacerte daño... – las manos de Libra ya mostraban su poder eléctrico dispuesto a atacar.
- Hazlo... ¡pero ya! No puedo controlarme... – Fenrir estaba preocupado ante la posibilidad de lastimar a sus compañeros, todo su cuerpo temblaba y sentÃa que en cualquier instante todo su poder explotarÃa, ya habÃa experimentado antes esa sensación cuando supo de la muerte de todos sus amigos de la infancia y sabÃa que podÃa matar a quien estuviera alrededor si su poder estallaba.
En ese momento Arlés sintió una mano sobre su hombro, cuando volteó vio a Elektra, era la primera vez que salÃa del lugar donde se habÃa encerrado, sus ojos estaban rojos e hinchados por el llanto, lo abrazó y Fenrir se tranquilizó, después empezó a llorar por la pérdida de los gemelos, al fin se estaba desahogando.
Después de unos minutos Athena levantó el rostro de su amigo de la infancia, le limpió las lágrimas y lo besó, le sonreÃa
- Ya te desahogaste, ahora puedes ser el mismo de siempre, la piedra a la que todos nos aferramos y la que nos saca flote, cualquiera puede caerse menos tú. Si asà fuera... ¿qué serÃa de todos nosotros?
Arlés abrazó a Elektra, ciertamente de los seis huéspedes que habÃan entrenado en la residencia Riazor era a la que todos más querÃan, pero por otra parte, era quien más los querÃa a todos, ella más que nadie debÃa estar sufriendo la pérdida de los gemelos, pero estaba ahÃ, sonriente, precisamente cuando él más la necesitaba. Le susurró al oÃdo.
- Gracias, siempre cuento contigo cuando más te necesito, te juro que nadie más de nosotros morirá en este conflicto.
Elektra lo tomó del rostro y seriamente le preguntó.
- ¿Y Dorian?
- Lo salvaremos.
Athena volvió a besar a Arlés y se despidió de él.
- Mañana nos vemos.
Una vez que la portadora de Spartha se marchó, Arlés sonriendo siguió su camino, Libra lo detuvo.
- Siento lo que dije, amigo.
- Yo no, hiciste lo correcto, Brach, te prometo ser más cuidadoso con mis palabras, tienes razón, antes que guerreros somos amigos y debemos ponernos en la piel de los demás si queremos entenderlos, Cross y Drake nos lo han mostrado hasta el cansancio, primero que el movimiento están los que participan de él.
Los dos guerreros se dieron la mano, cuando Fenrir se retiraba a su espalda escuchó la voz de Freya.
- También yo estaré ahà mañana.
Cáncer se reunió con Tauro, a través de él tenÃa contacto con los demás miembros del CÃrculo.
- ¿Y bien? – preguntó el lÃder estudiantil de la escuela superior del Primer Distrito.
- Escorpión no seguirá siendo nuestro lÃder.
- No estoy de acuerdo, tú eres una gran argumentadora, debiste defender su puesto.
- Yo voté por su dimisión.
- ¿Por qué hiciste eso? Cross es la mejor persona para dirigirnos...
- Asà es, y lo necesitamos en el CÃrculo, el peligro que pende sobre nosotros es superior a las necesidades de los rebeldes, espero que me apoyes.
- No comparto tu opinión pero sabes que estoy contigo. Si ya lo han decidido nos adaptaremos, ¿quién será el nuevo lÃder?
- Minos.
- Espero no le quede grande el puesto.
- Ya veremos, necesito que mañana vengan todos, finalmente iniciaremos la conquista de Boleria.
- Les avisaré.
- ¿Alguna noticia de mis sobrinas?
- Ninguna, Orión personalmente las está buscando, no por nada le dicen "el cazador", pero Boleria es inmensa, necesita ayuda.
- Ya hablé con Geedy, puso a su gente a buscarlas, pero me dejó bien claro que su prioridad es Kwan Yin.
- Sinceramente dudo que las encontremos hasta que se dé el primer ataque, debemos andarnos con cuidado.
- Por eso es indispensable que todos los miembros del CÃrculo estén acompañados de los rebeldes, asà les será más difÃcil a los CaÃdos atacarnos.
- Estás usando a la rebelión...
- Como ellos a nosotros, si vamos a pelear con ellos lo menos que pueden hacer es protegernos. La guerra ya ha sido declarada, Tauro, debemos ir con cuidado, seremos cautos hasta que el próximo Kukulcán tome el poder, si no lo hace en los próximos meses debemos asegurarnos que un De Grieff ocupe el lugar del Interino, esa es la ley y la defenderemos por encima de cualquier cosa.
- Necesitamos a Capricornio.
- Y nos va a servir, la usaremos como carnada, está a cargo de los ejércitos del Tercer Distrito y no hay nadie que la apoye, está sola, es el blanco perfecto, Virgo la tiene vigilada, una vez que los CaÃdos la ataquen nosotros los exterminaremos a ellos.
El gesto que Tauro hizo al tener conocimiento de sus planes no le gustó a Cáncer, increpó a su compañero.
- ¿Tienes algún problema con mi plan, Tauro?
- No, Capricornio se lo tiene bien merecido, Sagitario también nos ha convocado para que la expulsión de Amaltea del CÃrculo sea legÃtima.
- Bien, después rendirá cuentas ante el Consejo de Familia de los De Grieff, espero que viva lo suficiente para servirnos contra los CaÃdos, si tenemos suerte rescataremos a mis sobrinas.
- ¿Y si no?
- Ya no son unas De Grieff, ya no son humanas, si no tienen salvación les daremos descanso eterno.
- Está bien.
Cuando Tauro se retiró, Cáncer misma se sorprendió de sus palabras y de la frialdad de las mismas, con la conversión de sus ahijadas y la muerte de los gemelos se habÃa ido su último atisbo de humanidad y piedad, ahora actuarÃa frÃamente y harÃa lo que se debe hacer sin miramientos ni tontos sentimentalismos.
Todo habÃa salido tal y como lo habÃa planeado, su principal interés siempre fue conseguir que Escorpión dejara de ser el lÃder de la rebelión, ella mejor que nadie conocÃa el valor de Cross, efectivamente, la victoria en la Ciudadela habÃa sido de él y ahora lo necesitaban en el CÃrculo, la Delegada estaba segura que el portador de Antares los llevarÃa a la victoria sobre los odiados Arcángeles.
Athena caminaba a su departamento en el edificio Riazor, perdió totalmente la noción del tiempo mientras regresaba, llevaba dÃas llorando sin parar, pero cuando su corazón le dijo que Arlés la necesitaba salió de ahà sin pensarlo ni un segundo, sin embargo, ahora que todo habÃa pasado volvÃa a apropiarse de ella el pesar por la pérdida de los gemelos, dudaba que al dÃa siguiente se pudiera levantar para ir a la reunión de Arlés, seguramente él lo entenderÃa, ahora lo único que le importaba era salvar y recuperar a Dorian, al igual que Arlés se habÃa jurado no perder a ni uno más de sus hermanos.
Cuando finalmente llegó a su departamento le llegó un atisbo de bienestar con el que se sintió a gusto, llevaba tanto tiempo en ese lugar que no se imaginaba en ningún otro sitio, aunque el departamento era de su padre adoptivo, ese era su hogar, ahà habÃa pasado momentos muy felices con Michelle, Caris y Cross...
No sabÃa nada de Cross, pero conociéndolo seguramente no se habÃa despegado de Caris, asà era él, Elektra sintió celos de su amiga, después se reprendió, Kharynna lo necesitaba más que ella. Lo único que la portadora de "la espada de luz" deseaba en ese momento era recostarse y perderse, no pensar en nada y que asà el tiempo pasara. Finalmente entró a su departamento, una vez que lo hizo se quedó helada, estaba parada en el marco de la puerta mirando a su inesperado visitante.
- Cross...
- Hola, Elektra, ¿cómo estás? – Escorpión se levantó en cuanto vio a su compañera.
Elektra no supo que contestar, sólo corrió hacia Cross y lo abrazó, ni siquiera pudo llorar, el sentimiento que la invadÃa era intenso y cálido, se sentÃa en paz.
- Perdón por no haber venido antes a verte.
- No importa, ya estás aquÃ.
Ambos se dejaron caer en el sofá y siguieron abrazados, las palabras sobraban, no eran necesarias, ninguno de los dos querÃan escuchar del otro los nombres de Christina, Cástor o Póllux.
Los minutos se hicieron horas, ambos seguÃan abrazados, ninguno querÃa soltarse, si acaso apretaban aún más sus cuerpos, hasta que Cross empezó, Elektra como siempre lo tenÃa hipnotizado, no existÃa quien fuera inmune a ella y él menos que nadie, la besó en la mejilla, Elektra le correspondió, un beso llevó al otro, sin que ninguno se diera cuenta ambos estaban desnudos, haciendo el amor, sus ojos no perdÃan contacto visual, realmente se amaban. Finalmente terminaron en la recamara de Elektra, donde habÃan compartido tantas noches juntos, hicieron el amor un par de veces más y se quedaron profundamente dormidos. Al dÃa siguiente cuando Elektra despertó se encontró con los ojos de Cross mirándola fijamente.
- ¿Qué ves?
- A ti – le respondió Cross al tiempo que la besaba en los labios –. Eres hermosa. – Cross no entendÃa lo que sucedÃa, aunque todavÃa sentÃa sobre sus hombros todo el peso y el remordimiento por la muerte de Christina, en ese momento se sentÃa en paz, la voz que le golpeaba la cabeza pidiendo venganza se encontraba acallada, sólo podÃa pensar en Elektra.
- Si – Elektra trató de cubrirse la cara con las sábanas –, me imagino como he de estar después de dÃas llorando sin parar...
- Tú siempre vas a ser hermosa no importa lo que hagas – le respondió Cross al tiempo que le quitaba la sábana que le cubrÃa el rostro.
Elektra besó a Cross y se recargó en su pecho.
- ¿Cómo está Caris?
- Igual – la sonrisa de Cross se borró al pensar en Kharynna –, no despierta, pero al menos sigue viva.
- Cross – Elektra también se puso seria –, quiero que me prometas algo...
- Dime, sabes que no puedo negarte nada, pero también debes estar consciente de que hay cosas que no me puedes pedir... – Cross pensó en Argento Riazor.
- Se trata de Dorian... – dijo Elektra en apenas un murmullo.
- Se los voy a dejar a ustedes, pero sólo hablo por mÃ, los demás lo matarán en cuanto lo vean, especialmente los miembros del CÃrculo del Zodiaco. También te puedo asegurar que él intentará lo mismo conmigo...
- No, Arlés se encargará, siempre lo hace.
- Si, asà será. – Cross prefirió no discutir, pero sabÃa que ni Arlés podÃa frenar la furia que todos los miembros de la resistencia sentÃan hacia Cerberus, todo mundo amaba a los gemelos, además, la seguridad de Dorian no era algo que le quitara el sueño, decidió dejar que Elektra pensara lo que quisiera.
- ¿Y Michelle? – preguntó Elektra preocupada también por el bienestar de su mejor amiga, sabÃa que debÃa estar sufriendo lo mismo que ella.
- No lo sé – Cross también se habÃa preocupado por la pelirroja desde que Libra le habÃa informado que estaba desaparecida –, no la he visto desde el funeral, ayer me dijo Brach que nadie sabe en dónde está.
- Búscala, Cross, está muy mal por lo de Chris, piensa que todo fue su culpa...
- ¿Por qué va a pensar eso? Ella nada tuvo que ver... – Entonces Cross recordó las palabras que le dirigió a la Arcángel, en un arranque de dolor la habÃa culpado por la muerte de Christina, se llevó la mano a la cabeza y empezó a maldecir –: Con un carajo, soy un imbécil, espero que no se haya tomado a pecho mis palabras, estaba fuera de mà por el dolor, no lo dije en serio...
- Ella no lo tomó asÃ.
Cross entonces empezó a recordar, la mirada triste de Michelle al encajarse la espada de Leviatán, el sentimiento al decir "lo siento", Cross pensaba que se lo decÃa por la pérdida de Christina, pero en realidad se estaba disculpando por ser la causante de su muerte.
- ¡Maldita sea! Siempre he de hacer mal las cosas, voy a buscarla.
- Espera – Elektra lo detuvo por el brazo –, tranquilÃzate, seguramente estará en la reunión, ahà podrás hablar con ella.
Cuando Cross y Athena llegaron a la reunión, ahà ya se encontraban Furcas y Beleth con Minos, los acompañaban Sedna y Eunice, ambas se pusieron a las órdenes de Escorpión, él las recibió con gusto en la resistencia aunque ya no era el lÃder.
También se encontró con sus hermanos del CÃrculo del Zodiaco: Tauro, Cáncer, Leo, Acuario y Piscis; Capricornio prefirió no ir para evitar conflictos, Sagitario y Virgo se habÃan quedado en las instalaciones del CÃrculo en el Primer Distrito para protegerlo, al parecer nadie sabÃa dónde se encontraba Aries.
Después saludó a Geedy, estaba acompañado de su inseparable Gea, con ellos estaban Arne y Bonzzo, adelante de ellos platicaban Thor, Isis, Brach y Ganesh. Al final localizó a quien buscaba, Fenrir platicaba con Astrid, Drake, Rhiannon, Siege y Troy Hobbs, Fausto Yaotl, Isaac Erikksson, Brian Nexus, Lisa Rhea, Deneb De Britten, Angie Asegir, Cadmus Albarán, Sir Baruch, Sir Phillippe y Lady Madeleine.
Cross saludó con gusto a sus amigos del Cinturón y les dio la bienvenida a los miembros de la Armada Elemental, todos le dieron el pésame por la muerte de Christina, en cuanto pudo separó a Fenrir del grupo.
- ¿Dónde está Michelle?
- No lo sé, amigo, nadie la ha visto desde el funeral, me dijo que necesitaba estar sola, que regresarÃa cuando estuviera lista.
Cross se llevó las manos a la cabeza.
- ¡Maldición! ¿Y qué noticias tienes de ella?
- Geedy tiene a toda su gente buscándola, Ganesh lo está apoyando, aparecerá cuando esté lista, nosotros debemos iniciar con esto, ¿de acuerdo?
- De acuerdo – respondió Cross sin estar convencido de sus propias palabras, ahora sólo le quedaba confiar en Michelle y en que regresara lo más pronto posible.
Cross lanzó una kunai de energÃa pura al aire, con la explosión todos le prestaron atención, observó a todos sus amigos a los ojos, en su mirada vio que confiaban en él y en la victoria, no los defraudarÃa, en el hospital, Connor acompañado de Horus y Seth veÃan lo que sucedÃa en la reunión en un monitor, Escorpión inició su exposición:
- Amigos, son momentos difÃciles para todos nosotros, pero debemos seguir adelante, ya no hay marcha atrás, los que nos gobernaban ahora quieren llevar la guerra a todo el paÃs, no lo vamos a permitir, los cazaremos y los detendremos, la mayorÃa de nosotros estamos pasando por un duro momento por la pérdida de varios seres queridos en la batalla de la Ciudadela, sabÃamos a lo que nos enfrentábamos y los que cayeron también...
Todos en el salón asintieron, Cross continuó
- Pero créanme, nuestros enemigos lo están pasando peor, se creÃan dioses intocables y ya les demostramos que no lo son, también sangran, hoy están escondidos en sus madrigueras planeando y esperando el momento de regresar al poder, no se los vamos a permitir, iremos por todos y cada uno de ellos, mientras haya un rebelde en pie habrá esperanza, el sacrificio de nuestros hermanos caÃdos no será en vano, lucharemos por un mejor futuro. – Cross guardó silencio un momento para asegurarse que todos le pondrÃan atención a sus siguientes palabras –. Nuestros principales lÃderes han resuelto que en estos momentos yo no soy la persona idónea para guiarlos y creo que tienen razón, han nombrado a Minos como nuestro nuevo lÃder.
- Debieron consultarlo con todos... – se escuchó una voz.
- Minos tiene mi total apoyo... – respondió Cross –. Es el guerrero más poderoso del movimiento y está totalmente entregado a la causa. ¿Hay alguien aquà que dude de su capacidad?
Nadie habló, Cross lo tomó como una aceptación, le dio la mano a Minos y lo abrazó, le estaba pasando el mando, se sintió más relajado, sin el peso del movimiento sobre sus hombros podÃa dedicarse a buscar a Michelle, Minos gritó a los presentes:
- Tomo el liderazgo del movimiento para llegar a la victoria, Cross será mi mano derecha, el segundo al mando, lo importante aquà no es la cabeza, es la lucha por la libertad... ¡Por una Boleria, libre, justa y unida!
- ¡Por una Boleria libre, justa y unida! – gritaron todos los presentes.
El apoyo para el Juez del Sur del Quinto Distrito fue total, un nuevo lÃder impulsarÃa el movimiento revolucionario, la conquista de Boleria iniciaba en ese momento, sin embargo, tres miembros de los rebeldes incluido el nuevo dirigente sabÃan que un juego muy antiguo y peligroso que se jugaba entre ellos se pondrÃa más interesante con los hechos que estaban sucediendo.
Al mismo tiempo, en el estado de los hielos, Aureo Riazor también se daba por enterado de los acontecimientos, furioso empezó a maldecir, su principal pieza en el juego por evitar la destrucción del paÃs estaba distrayéndose de su objetivo a sabiendas de que sus enemigos estaban ocultos entre los rebeldes, en ese momento el guerrero divino más poderoso decidió intervenir en la revolución de los FILOS para asegurarse que su contraparte no tomara una ventaja injusta en el juego del destino del que dependÃa no sólo el futuro de Boleria, tal vez el de la humanidad...
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